Escalada: Acierta en la elección de la talla de tus pies de gato

Escalada: Acierta en la elección de la talla de tus pies de gato

Los pies de gato para escalada son, sin duda, uno de los productos de más complicada elección dentro del material de montaña. Encontrar el modelo que cubra nuestras necesidades exactas y que además nos ajuste al pie como debe no es sencillo, especialmente para los escaladores que comienzan o aún no tienen la suficiente experiencia. La dificultad de elección no radica únicamente en conocer las prestaciones y usos adecuados de cada modelo; hay un handicap añadido: la incomodidad intrínseca de los pies de gato.

LA IMPORTANCIA DE LA CORRECTA ELECCIÓN DE LA TALLA
Los pies de gato -sean de piel, sean sintéticos- ceden en mayor o menor medida (los de piel ceden más que los sintéticos). Por eso, para evitar pérdidas de ajuste posteriores, suele forzarse un poco la compresión de la talla. Es probable que al principio sean un poco más incómodos de lo debido, pero con el uso nos haremos a ellos. 
Debido a su gran ajuste, la talla de los pies de gato es especialmente sensible al cambio de volumen e hinchazón que los pies sufren por actividad, etc. Como durante la escalada los pies no estarán en descanso, se recomienda seguir el clásico consejo de comprarlos tras una caminata, a final de día, etc. La escalada tiene que intentar ser un juego de pies, basado en los apoyos y equilibrios y cambios de fuerzas que hacemos sobre ellos. Cuanto más empleemos los pies y el equilibrio, menos fuerza de brazos y dedos deberemos a hacer. Esto obliga a los pies de gato a ser ajustados. Tienen que ser una segunda piel que nos permita tener sensibilidad sobre la roca, apoyarnos sobre presas minúsculas, y no pueden moverse en ningún momento. 

Por ello, una primera cosa que hay que tener clara es que los pies de gato no son cómodos como una zapatilla. Digamos que, al ponérnoslos, nuestros dedos deben ocupar completamente la zona frontal interior, normalmente un poco encogidos en forma de gancho. Esto nos permitirá un juego de pies correcto, tanto en adherencia como en cualquier tipo de regleta, presa, agujero, etc.  Tenemos que tener esto muy en cuenta. No elegiremos la talla como el que elige un calzado normal, con su pequeña zona vacía entre los dedos y la puntera, sino que debemos rellenarla.

Dicho esto, hay quien piensa que, puesto que los gatos no son cómodos de por sí, cuanto más ajustados los llevemos, mejor aprovecharemos sus prestaciones. Y hay quien elige gatos unas cuantas tallas más pequeñas de lo que debería.  Esto no es así. Es cierto que depende de cada cual. Pero si forzamos nuestra talla demasiado, nos encontraremos con que, a la hora de realizar un apoyo, sentiremos verdadero dolor…que impedirá que apoyemos como debemos, porque nuestra mente nos bloqueará.  En el momento en el que el ajuste de un pie de gato nos moleste como para que el apoyo pleno se vea perjudicado (en un gesto que perfectamente puede ser reflejo) por miedo al martirio que podamos sufrir al depositar todo nuestro peso sobre el pie, nuestra talla es pequeña. Lo poco que ganamos en sensibilidad y agarre lo perderemos al perjudicar nuestro equilibrio y técnica de pies. 

Es verdad que los pros a veces hacen esto; pero ello son eso: profesionales, y hay que pensárselo bastante antes de seguir sus pasos.  Los pies de gato deben ser ajustados. Pueden ser incómodos de por sí. Pero no nos deben hacer daño. Si lo hacen, se modificará nuestro juego de pies, y el dolor nos impida disfrutar de la escalada. Hay que tener en cuenta que, como vamos a explicar a continuación, hay pies de gato más o menos técnicos; cuanto más técnicos son, más incómodos, independientemente de la elección de la talla. Los amantes de la escalada clásica de varios largos suelen elegir los gatos con un ajuste menos radical. Sus vías se caracterizan por la longitud y el compromiso, no por el grado. Pueden durar horas, días completos. Por lo que no necesitan un ajuste tan radical, pero si una comodidad que les permita superar tiempos tan largos. Incluso, si el frío aprieta en escalada alpina, puede ser que tengan que usar calcetines, algo que resultaría imposible con un ajuste deportivo.

Fuente: Revista Desnivel

 



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